17ª Jornadas de Bibliotecas Infantiles, Juveniles y Escolares
Fundación Germán Sánchez Ruipérez, Salamanca
La cita:
La experiencia demuestra que incluso en el seno de la institución escolar, los clubes de lectura poseen un notable interés pedagógico desde el momento en que promueven un mejoramiento de la instrucción lectora. Un club de lectura puede ser para los niños y adolescentes un instrumento utilísimo de aprecio de la lectura. Permite conversaciones y debates que sobrepasan la tan a menudo acartonada aproximación a los libros. Un club de lectura en un aula permite que los jóvenes actúen como lectores y no sólo como estudiantes. No siempre coinciden ambas categorías. Más aún: por lo general prima la condición de estudiante sobre la de lector a la hora de encarar la lectura literaria. Sabemos que muchos alumnos son reacios a emprender la lectura académica de un libro. Y más todavía a expresar una opinión ortodoxa sobre lo leído. Lo hacen, claro, pero con desgana. La instrucción escolar no siempre estimula y acepta las lecturas personales de los libros. En cambio, los alumnos suelen mostrar más disposición a participar en discusiones, debatir a partir de un texto, mostrar sus particulares puntos de vista. Leer para conversar con otros lectores les resulta casi siempre más estimulador y suele ser el mejor camino para la instrucción lectora. Leer en comunidad puede ser un paso previo para leer luego en soledad. La proliferación de estos clubes, no exclusivamente de alumnos, sino mixtos, en los que profesores y familias se incorporan a la discusión, tejen los nudos de la red que forma lectores.
Bibliotecas, clubes, redes y otras fraternidades
Juan Mata
Universidad de Granada
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