En octubre de 2008, todos los participantes de los Clubes de Lectura del colegio recibieron en la reunión inaugural del curso, una tarjeta con el texto siguiente:
¿Por qué los lectores de un libro que se conocen y viven más o menos cerca no se reúnen para hablar de ese libro después de haberlo leído? ¿Por qué tiene la lectura que ser siempre una actividad solitaria? ¿Por qué no un intercambio entre lectores y libros? ¿Por qué no hablar de un libro que se acaba de publicar o de un libro que forma parte de nuestra cultura y de nuestra educación sentimental? Esto sería fomentar de verdad la lectura en el lector mismo, en lugar de caer en la ambición quizá desmedida de poner a todo el mundo a leer. Se puede hacer de la lectura algo distinto a un placer solitario, que lo es también, y en primera instancia. No propongo un sistema colectivista sino la acción dinámica que supone el intercambio de ideas u opiniones sobre el libro. Porque el libro es algo más que un objeto que se coloca en la estantería para no volver a él, resulta que el libro es una plataforma de comunicación entre personas,…..
José Saramago. El libro de cada día.
No pude encontrar un texto más adecuado para animar a compartir lecturas.
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