Estuvimos en la biblioteca, con mesas formando (casi) un circulo, pero separadas entre si. Preparamos un poco de ambientación con marcapáginas y torreznos con cerveza como Greta.
Los asistentes, como siempre, muy heterogéneos: mámás de alumnos de Infantil y Primaria, profesores en activo y jubilados, mamás de antiguos alumnos, antiguas alumnas, el cocinero y un administrativo del cole, un papá de alumna de bachiller, varios abuelos de alumnos y amigos.
Una breve introducción con los agradecimientos habituales y el recuento de las (pocas) actividades realizadas en el club durante el último año y una presentación de la autora, dió paso a la introducción a cargo de Berna González Harbour. Desde el primer momento, percibimos su proximidad y comenzó con palabras motivadoras en torno a la importancia de los clubes de lectura para los escritores.
Las palabras de la autora dieron paso enseguida a muchas y variadas intervenciones de los asistentes. Se habló sobre todo de periodismo, de periodismo de los acontecimientos mediáticos. Recordamos casos de los últimos años y conversamos sobre la actitud de los fotógrafos ante los dramas humanos que retratan. A los pocos minutos, ya hablábamos de Pérez Reverte. Muchos de nosotros, antes de leer el epílogo de El Pozo, ya nos habíamos acordado de Territorio Comanche.
Las palabras de la autora dieron paso enseguida a muchas y variadas intervenciones de los asistentes. Se habló sobre todo de periodismo, de periodismo de los acontecimientos mediáticos. Recordamos casos de los últimos años y conversamos sobre la actitud de los fotógrafos ante los dramas humanos que retratan. A los pocos minutos, ya hablábamos de Pérez Reverte. Muchos de nosotros, antes de leer el epílogo de El Pozo, ya nos habíamos acordado de Territorio Comanche.
Y, más en una biblioteca escolar, no podíamos dejar de hablar del trabajo de la maestra que tanta fortaleza dió a la niña protagonista.
También conversamos sobre el precio de los alquileres en Madrid, de Goya, de la justicia de los juzgados populares. del ego de los escritores, de la carnaza, del sufrimiento al leer acrecentado aquel día en los que se buscaba a las dos niñas asesinadas en Canarias, de los derechos del menor, del buen periodismo y del otro.
Una brillante novela, rápida, muy ágil, con argumento sin complicaciones, pero que ofrece múltiples elementos de reflexión como quedó demostrado en la reunión.
Quedarán para siempre las dedicatorias a Raquel (periodista) o a Carol (futura periodista) y a todos los que nos acercamos con nuestro libro. Casi al final, palabras amables de la escritora al pequeño de la reunión, el hijo de Chema, que mostró durante toda la reunión una inmejorable actitud que permite imaginar que Lucas será un gran lector.
Una brillante novela, rápida, muy ágil, con argumento sin complicaciones, pero que ofrece múltiples elementos de reflexión como quedó demostrado en la reunión.
Desde la lectura de El pozo y de la reunión del Club de Lectura:
- En los pocos programas informativos de televisón que veo, me fijo en detalles de los presentadores y corresponsales en los que nunca me había fijado antes.
- Sigo a Berna González en la Ser y en sus columnas de El País.
- Ya voy por el segundo libro de la comisaria Ruiz.
- Espero la publicación de su próximo libro.
- A veces compro torreznos.
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