Biblioteca de aula

La idea es bien sencilla.

Han transcurrido sólo cinco clases de lengua en 2º de secundaria, desde que tenemos las bibliotecas de aula organizadas.

En cada una de estas clases, hemos dedicado 15 minutos a la lectura individual. Sin darnos cuenta, cuando el curso acaba de comenzar, ya llevamos una hora y cuarto leyendo.

El silencio es absoluto desde el primer día. (El hábito ya venía adquirido.) Diecisiete alumnos ya han terminado su primer libro, L. ya ha leído tres y A. está acabando el segundo. X, que dijo el primer día que él era de poco leer, se llevó el libro a casa para seguir leyendo. Empezamos a recoger las innumerables y gratificantes anécdotas que enriquecerán y darán vida a nuestra experiencia.

Una conversación en Baeza, durante la cena del congreso Leer Placer, en octubre de 2007, con Juana Mª García Jordán, que me contó, con un entusiasmo contagioso, su experiencia real sobre la lectura en la enseñanza secundaria obligatoria, nos animó a poner en marcha, de forma sistemática, una actividad que ya habíamos iniciado tres años antes.