Leo en Aquí Ágora una breve pero sugerente reflexión sobre la escritura. La propuesta es sencilla: Escribir con el corazón, escribir sin pensar y después ya vendrán las correcciones.
Quizá podríamos tener en cuenta estos planteamientos cuando menospreciamos los escritos de nuestros alumnos adolescentes o cuando destrozamos sus textos con subrayados rojos señalando todas las incorrecciones.
¿Les dejamos escribir, valoramos lo que escriben con el corazón, señalamos los puntos fuertes de sus escritos y luego, poco a poco, les proponemos mejoras?
La entrada en Aquí Ágora, incluye un fragmento de la película Descubriendo a Forrester que es una invitación a reflexionar al respecto.
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