26 de octubre de 2018

Leer placer 11 años después

Hoy se cumplen once de años de la celebración en Baeza (Jaen) del II Congreso de Literatura Infantil y Juvenil organizado por la editorial Edelvives que, junto al I Encuentro de Docentes de Lenguas en Educación Secundaria  (Sevilla, 2014) han sido dos momentos decisivos en mi formación como profesor de lengua.



De Baeza me vine con tres conclusiones que no he dejado de poner en práctica desde entonces:
1.- La lectura es una pasión contagiosa y los Clubes de Lectura son un buen espacio para el contagio. Del taller con Isabel Sánchez, coordinadora de la sección infantil de la Biblioteca Municipal Torrente Ballester de Salamanca, salí con las ideas y el entusiasmo suficiente para seguir impulsando los clubes de lectura que ya había comenzado el curso anterior. Once años después, cientos de lectores después, sigo creyendo que son un espacio para contagiar la pasión lectora.
2.-  La Biblioteca escolar tienen un enorme potencial para el fomento de la lectura y la escritura y en ella se producen encuentros con los libros y la lectura, se forjan las palabras, las historias y la poesía. la biblioteca es una ventana por la que asomarse al conocimiento universal. Descubrí, y seguí desde entonces, a  Mariano Coronas, maestro de Primaria y bibliotecario voluntario. Once años después sigo apoyando toda actividad que surja en la biblioteca escolar en la que si se puede hablar, recitar, cantar, comer, dibujar, crear, descubrir,... sin carteles de "Silencio".
3.- Y en la cena tuve la suerte de coincidir con Juana García Jordán. Compartimos mesa y experiencias. Y nos explicó, muy convencida y entusiasmada, su experiencia real sobre la lectura en Secundaria. Como casi todas las actividades que fomentan realmente la lectura era sencilla, sin humos ni disfraces: Cada día comenzaba la clase con 15 minutos de lectura individual. La lectura se convierte en algo habitual en el aula, los alumnos se recomiendan lecturas ya que la biblioteca de aula se forma con un libro de cada alumno y otros del centro. Cada uno lee a su ritmo un libro de su propia elección. Al finalizar, se registra la lectura, se valora y a por el siguiente.
No he dejado desde hace once años de dedicar 15 minutos diarios a la lectura en todas mis clases de Lengua en 1º y 2º de Secundaria. Después de unas pocas sesiones, el hábito es sorprendente. Empieza la clase, cada uno prepara su libro y lee. Sencillo, infalible.



1 comentario:

Mariano Coronas dijo...

Me siento muy honrado con tu comentario y tu recuerdo. Un abrazo, Evaristo.